El domingo al atardecer es un buen escenario para hurgar en las cajas de fotografías y escanear algunas imágenes de nuestras vidas, cuando el mundo (el de mi generación) era en blanco y negro. Intento armar un puzzle con estas imágenes. A la izquierda en mi época de trabajador de la OCLAE, la Organización Continental Latinoamericana de Estudiantes . En esos años el litoral de Miramar comenzaba a transformarse. Había jornadas de trabajo voluntario en el Monte Barreto, cerca de las oficinas de la organización juvenil.
A la derecha: el día que me gradué de sexto grado. Escuela Rubén Martínez Villena, en Luyanó. Estoy recibiendo el diploma de manos de la maestra Marta. Nunca más la vi. No puedo decir que me “enamoré” de Marta pero es la maestra que más recuerdo. Nos ofrecía magníficas clases y se comportaba como una compañera más en los paseos que hacíamos por algunos de los sitios de moda entonces en La Habana. El escritor Gabriel García Márquez dice que nuestro pasado personal de aleja de nosotros desde el momento en que nacemos, pero solo lo sentimos pasar cuando se acaba un disco. Yo lo he sentido pasar hoy, al desconectar el escáner .
La imagen familiar no puede faltar en una vieja caja de fotos que se respete. Aquí con mis padres en Madruga , donde viví hasta los cinco años. Madruga es un pueblo de La Habana atravesado por la Carretera Central, venido a menos, como muchas otras localidades, después de la construcción de la Autopista Nacional.
La foto que abre este post es en un estudio de la COCO con la locutora Teresa Gómez y Diego Ubieta, el editor que yo siempre quería por su pericia para el programa Fuera de Serie (Objeto Volante No Identificado sobre las antenas de la COCO). Abajo , en la OCLAE, junto al periodista Carlos Font. El del extremo es Octavio Rodríguez, el hoy humorista Churrisco, que entonces era mi jefe de Departamento. Lo conocí durante el Servicio Militar Obligatorio donde estuvimos ubicados en la misma unidad.