La calle Obispo de La Habana: Bueno si, caro no
lunes, 13 de abril de 2009
domingo, 12 de abril de 2009
Mis tías y la vida rosa de Corín Tellado
Por: Lázaro Sarmiento
Recordé los ejemplares atrasados de Vanidades que de niño yo veía en las manos de mis tías y sus amigas, y también en las amigas de éstas. Ya hacía tiempo que la revista no circulaba en Cuba. Los vestidos dibujados en sus páginas habían pasado de moda. Las noticias de cine no tenían actualidad. Y los productos de la publicidad comercial estaban ausentes de las tiendas. Lo que mis tías y sus amigas seguían buscando en Vanidades eran las novelas de Corín Tellado.
Al mediodía, en una fresca terraza de la calle Estrada Palma, en Santos Suárez, mis tías acopiaban varios números de Vanidades. Y sentadas en cómodos sillones nadaban durante un rato en una pecera de sueños a través de historias tituladas No por eso te quiero menos, Orgullo sin venganza, Conmigo olvidaras tu pasado, Aquellos besos… Estilo directo, sentimientos bien manipulados, rostros bellos, escenarios contemporáneos, descripciones mínimas y finales felices.
Más de una década atrás, en el año 1951, Vanidades había firmado un contrato con Corfn Tellado. La revista tenía sus principales oficinas en La Habana, de donde se distribuía a toda América Latina. La joven autora española entregaría dos novelas cortas e inéditas al mes. La tirada de Vanidades pasó de 16.000 a 68.000 ejemplares quincenales. Guillermo Cabrera Infante, en esa época el corrector de pruebas de la publicación , diría luego que la lectura de las novelas de Corín fue determinante para su posterior dedicación a la escritura. La llamó "la inocente pornógrafa".
Después del triunfo de la Revolución, Vanidades dejó de circular en la Isla y sus editores se mudaron para Miami. Las imprentas y editoriales del país comenzaron a tener nuevas prioridades. Una de las primeras fue la edición de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes y Saavedra.( 100.000 ejemplares vendidos a 25 centavos) Y mientras los números de Vanidades envejecían y se hacían cada vez más frágiles, a los lectores cubanos llegaba un mayor número de títulos de la mejor literatura nacional y mundial.
Esta es a la razón por la que las hijas de mis tías crecieron sin
leer ninguna de las cerca de 4.000 historias escritas por la reina de la novela rosa. Y con el tiempo hasta las madres de mis primas se cansaron de leer las únicas tramas a su alcance. Fue en esa época en que Corín Tellado desapareció del ambiente familiar y su nombre en Cuba pasó a formar parte de la historia antigua.
En otras partes del planeta nunca dejó de estar de moda. Escribió hasta los últimos días de su vida y sus novelas sobrepasaron los 400 millones de ejemplares. Incluso concibió una historia especialmente para Internet. Corín Tellado estableció récords que difícilmente ningún otro autor pueda superar.
Tal vez las hijas de mis tías hayan ganado como lectoras al privarse de la vida rosa de la escritora más leída en idioma español.
Por: Lázaro Sarmiento
Recordé los ejemplares atrasados de Vanidades que de niño yo veía en las manos de mis tías y sus amigas, y también en las amigas de éstas. Ya hacía tiempo que la revista no circulaba en Cuba. Los vestidos dibujados en sus páginas habían pasado de moda. Las noticias de cine no tenían actualidad. Y los productos de la publicidad comercial estaban ausentes de las tiendas. Lo que mis tías y sus amigas seguían buscando en Vanidades eran las novelas de Corín Tellado.
Al mediodía, en una fresca terraza de la calle Estrada Palma, en Santos Suárez, mis tías acopiaban varios números de Vanidades. Y sentadas en cómodos sillones nadaban durante un rato en una pecera de sueños a través de historias tituladas No por eso te quiero menos, Orgullo sin venganza, Conmigo olvidaras tu pasado, Aquellos besos… Estilo directo, sentimientos bien manipulados, rostros bellos, escenarios contemporáneos, descripciones mínimas y finales felices.
Más de una década atrás, en el año 1951, Vanidades había firmado un contrato con Corfn Tellado. La revista tenía sus principales oficinas en La Habana, de donde se distribuía a toda América Latina. La joven autora española entregaría dos novelas cortas e inéditas al mes. La tirada de Vanidades pasó de 16.000 a 68.000 ejemplares quincenales. Guillermo Cabrera Infante, en esa época el corrector de pruebas de la publicación , diría luego que la lectura de las novelas de Corín fue determinante para su posterior dedicación a la escritura. La llamó "la inocente pornógrafa".
Después del triunfo de la Revolución, Vanidades dejó de circular en la Isla y sus editores se mudaron para Miami. Las imprentas y editoriales del país comenzaron a tener nuevas prioridades. Una de las primeras fue la edición de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes y Saavedra.( 100.000 ejemplares vendidos a 25 centavos) Y mientras los números de Vanidades envejecían y se hacían cada vez más frágiles, a los lectores cubanos llegaba un mayor número de títulos de la mejor literatura nacional y mundial.
Esta es a la razón por la que las hijas de mis tías crecieron sin
leer ninguna de las cerca de 4.000 historias escritas por la reina de la novela rosa. Y con el tiempo hasta las madres de mis primas se cansaron de leer las únicas tramas a su alcance. Fue en esa época en que Corín Tellado desapareció del ambiente familiar y su nombre en Cuba pasó a formar parte de la historia antigua.
En otras partes del planeta nunca dejó de estar de moda. Escribió hasta los últimos días de su vida y sus novelas sobrepasaron los 400 millones de ejemplares. Incluso concibió una historia especialmente para Internet. Corín Tellado estableció récords que difícilmente ningún otro autor pueda superar.
Tal vez las hijas de mis tías hayan ganado como lectoras al privarse de la vida rosa de la escritora más leída en idioma español.
jueves, 9 de abril de 2009
La magia de la superposición
Por: Lázaro Sarmiento
En un viaje a Pekín en 1959, el actor cubano Vicente Revuelta se fascinó con un hombre grueso y viejísimo que en la escena se convirtió en una mujer bellísima, de treinta años a lo sumo. El hombre no era otro que el famoso Mei Lan Fan, el mejor actor chino especializado en papeles de mujer, que tenía entonces 80 años de edad.
Más que el maquillaje y el vestuario, eran los movimientos femeninos y exquisitos los que le daban al anciano Mei Lan Fan el aspecto de mujer joven. A Vicente Revuelta también le llamó la atención la mirada del actor chino: “…él miraba a todos, a cada cual de los que estábamos allí. No sé si era el ángulo de la mirada, pero todos sentíamos que aquella mirada iba dirigida a cada uno de nosotros.”
En su estancia en Japón en 1982, Marguerite Yourcenar visitó a un célebre actor de kabuki en su camerino de un teatro en Osaka. La escritora francesa contempló como aquel hombre joven se transformaba ante sus ojos en una fina mujer cuyos rasgos evocaban a Nefertiti y Greta Garbo. El actor le dijo:
- No es a la mujer a quien las personas que vienen al espectáculo buscan en mí, es a un hombre.
La Yourcenar apuntaría luego: Pero, ¿lo buscarían con el mismo fervor si no estuviera vestido de mujer? Sugiero que su magia depende, precisamente, de esa superposición.
El actor es BandoTamasaburo (nacido en 1950) a quien Marguerite Yourcenar aconsejó que renunciara por dos años a los éxitos fáciles y se dedicara por entero al difícil arte del kabuki. Sobre uno de los momentos de la actuación de Tamasaburo, la autora de Memorias de Adriano observó:
“Con ese casco, T. me parece menos bello, completamente encerrado en su representación de mujer nipona. El pelo corto añadía expresión a esa ambigüedad con que está hecho el misterio... Hace poco me preguntaba – y esa pregunta es pura retórica- si lo admirarían tanto cuando está vestido de hombre. Ahora me pregunto, y la respuesta negativa viene por sí misma, si lo admirarían igualmente si fuera, de verdad, una mujer.”
A veces me pregunto si es posible establecer una relación entre los travestis occidentales que actúan en los escenarios y esos actores que representan personajes femeninos en el teatro en China y Japón. Tal vez en las pupilas del público es donde podemos encontrar trazos de tinta china.
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Vicente Revuelta
miércoles, 8 de abril de 2009
Vicente Revuelta, el teatro chino y Mei Lan Fan
Por: Lázaro Sarmiento
En la televisión entrevistaron a Vicente Revuelta.
La conductora del programa le pidió que dirigiera un mensaje a los jóvenes. El veterano actor les dijo:
“Que vivan su juventud, que lo hagan con placer y que lean mucho, incluso de una forma desordenada, que lean para que encuentren la poesía porque en la poesía está la sabiduría, el secreto de todo.” (cito de memoria)
La entrevista me recuerda que Vicente Revuelta cumplirá el próximo 5 de junio 80 años. Esta es la edad que tenía el legendario actor chino Mei Lan Fan cuando Vicente visitó China en 1959.
Mei Lan Fan era el mejor actor chino especializado en papeles de mujer. Tan pronto Vicente llegó a Pekín preguntó por el famoso artista. Le dijeron que Mei Lan Fan era muy viejo y ya estaba retirado.
A los pocos días los chinos organizaron una recepción en un salón tan grande que había tres orquestas tocando a la vez en el mismo recinto sin que el sonido de una entorpeciera el de las otras. En un momento de la noche hubo una sorpresa para Vicente: lo llevaron a conocer a Mei Lan Fan.
El artista de 80 años aceptó dar una función ante los invitados extranjeros que estaban en Pekín para celebrar el décimo aniversario de la Revolución China. Vicente Revuelta, que entonces tenía 30 años, se sentó en la primera fila para contemplar el espectáculo. Así lo contó a Esther Duran en el libro El juego de mi vida. Vicente Revuelta en escena:
http://content.cdlib.org/ark:/13030/kt829020fk/?brand=oac
Title: Mei Lan-fang in San Francisco / 1933
Digital Archive of Chinese Theater in California
Por: Lázaro Sarmiento
En la televisión entrevistaron a Vicente Revuelta.
La conductora del programa le pidió que dirigiera un mensaje a los jóvenes. El veterano actor les dijo:
“Que vivan su juventud, que lo hagan con placer y que lean mucho, incluso de una forma desordenada, que lean para que encuentren la poesía porque en la poesía está la sabiduría, el secreto de todo.” (cito de memoria)
La entrevista me recuerda que Vicente Revuelta cumplirá el próximo 5 de junio 80 años. Esta es la edad que tenía el legendario actor chino Mei Lan Fan cuando Vicente visitó China en 1959.
Mei Lan Fan era el mejor actor chino especializado en papeles de mujer. Tan pronto Vicente llegó a Pekín preguntó por el famoso artista. Le dijeron que Mei Lan Fan era muy viejo y ya estaba retirado.
A los pocos días los chinos organizaron una recepción en un salón tan grande que había tres orquestas tocando a la vez en el mismo recinto sin que el sonido de una entorpeciera el de las otras. En un momento de la noche hubo una sorpresa para Vicente: lo llevaron a conocer a Mei Lan Fan.
El artista de 80 años aceptó dar una función ante los invitados extranjeros que estaban en Pekín para celebrar el décimo aniversario de la Revolución China. Vicente Revuelta, que entonces tenía 30 años, se sentó en la primera fila para contemplar el espectáculo. Así lo contó a Esther Duran en el libro El juego de mi vida. Vicente Revuelta en escena:
“Ahora tenía ante mí a Mei Lan Fan, que era un hombre grueso y viejísimo, convertido en una mujer bellísima, de treinta años a lo sumo.
“Más que el maquillaje y toda la indumentaria, los movimientos de aquel hombre, de una femineidad y una elegancia exquisita, eran los que le daban aquel aspecto de mujer joven.”
(continúa mañana…)
http://content.cdlib.org/ark:/13030/kt829020fk/?brand=oac
Title: Mei Lan-fang in San Francisco / 1933
Digital Archive of Chinese Theater in California
Etiquetas:
El juego de mi vida. Vicente Revuelta en escena,
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martes, 7 de abril de 2009
Escondite y nido de amor de mafioso en La Habana
Por: Lázaro Sarmiento
“En el nuevo reparto, al judío Meyer Lansky le correspondió el sur de la península Florida y el Caribe, y sobre todo la codiciada Habana. Eran los meses finales de la tiranía machadista y Lansky comenzó a viajar a la capital cubana con el fin de realizar los primeros arreglos con el recién estrenado coronel Batista, que ostentaba ya la jefatura del Ejército.
“Fruto de esos arreglos, al coronel Batista le situaron tres millones de dólares en un banco suizo. A cambio, la mafia norteamericana adquiría los derechos del juego, incluidos los casinos del Hotel Nacional de Cuba y el Casino Nacional, en los terrenos que más tarde compartía el Country Club de La Habana.
“Con el golpe del 10 de marzo, se inician un conjunto de proyectos, en medio de una gran piramidación de negocios, que incluía la construcción de cincuenta nuevos hoteles a lo largo del litoral norte de la Isla, con lujosos casinos, fastuosos cabarets, espléndidos restaurantes y delirantes burdeles, desde Jaimanitas hasta la promisoria playa de Varadero”.
Estos párrafos pertenecen al libro testimonio La vida secreta de Meyer Lansky en La Habana (Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2006) de Enrique Cirules. Sobre el tema de la mafia en Cuba, con anterioridad Enrique Cirules (Nuevitas, 1938) había publicado El imperio de La Habana, premio Casa de las Américas 1993.
“A mediados de 1957, se hizo más que evidente un inevitable enfrentamiento entre las familias sicilianas de Nueva York y el clan Habana-Las Vegas…Hacia varios meses que Meyer Lansky había pasado a la más absoluta clandestinidad. La cabeza visible del imperio Habana-Las Vegas, en compañía de una preciosa muchacha, se había refugiado secretamente en un discreto apartamento del Paseo del Prado, en el mismo corazón de la capital cubana”.
Esa muchacha se llamaba Mercedes y era empleada de la lujosa tienda El Encanto donde conoció a Lansky. El testimoniante Armando Jaime Casielles, quien fuera chofer guardaespaldas del célebre mafioso durante 1957 y 1958, en el libro La vida secreta de Meyer Lansky en La Habana, describe a Mercedes así: “Una mujer realmente linda, de andar suave y zalamero, de modales muy finos, de hablar pausado, siempre en un tono muy bajo, algo que a Lansky le encantaba en los seres humanos”.
Lansky vivió con Mercedes en el apartamento del segundo piso del edificio Prado 254 entre Trocadero y Ánimas. Abajo estaba la joyería Habeff . El escritor Enrique Cirules afirma que ni siquiera los servicios secretos de Batista conocían de este sitio.
Por: Lázaro Sarmiento
“En el nuevo reparto, al judío Meyer Lansky le correspondió el sur de la península Florida y el Caribe, y sobre todo la codiciada Habana. Eran los meses finales de la tiranía machadista y Lansky comenzó a viajar a la capital cubana con el fin de realizar los primeros arreglos con el recién estrenado coronel Batista, que ostentaba ya la jefatura del Ejército.
“Fruto de esos arreglos, al coronel Batista le situaron tres millones de dólares en un banco suizo. A cambio, la mafia norteamericana adquiría los derechos del juego, incluidos los casinos del Hotel Nacional de Cuba y el Casino Nacional, en los terrenos que más tarde compartía el Country Club de La Habana.
“Con el golpe del 10 de marzo, se inician un conjunto de proyectos, en medio de una gran piramidación de negocios, que incluía la construcción de cincuenta nuevos hoteles a lo largo del litoral norte de la Isla, con lujosos casinos, fastuosos cabarets, espléndidos restaurantes y delirantes burdeles, desde Jaimanitas hasta la promisoria playa de Varadero”.
Estos párrafos pertenecen al libro testimonio La vida secreta de Meyer Lansky en La Habana (Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2006) de Enrique Cirules. Sobre el tema de la mafia en Cuba, con anterioridad Enrique Cirules (Nuevitas, 1938) había publicado El imperio de La Habana, premio Casa de las Américas 1993.
“A mediados de 1957, se hizo más que evidente un inevitable enfrentamiento entre las familias sicilianas de Nueva York y el clan Habana-Las Vegas…Hacia varios meses que Meyer Lansky había pasado a la más absoluta clandestinidad. La cabeza visible del imperio Habana-Las Vegas, en compañía de una preciosa muchacha, se había refugiado secretamente en un discreto apartamento del Paseo del Prado, en el mismo corazón de la capital cubana”.
Esa muchacha se llamaba Mercedes y era empleada de la lujosa tienda El Encanto donde conoció a Lansky. El testimoniante Armando Jaime Casielles, quien fuera chofer guardaespaldas del célebre mafioso durante 1957 y 1958, en el libro La vida secreta de Meyer Lansky en La Habana, describe a Mercedes así: “Una mujer realmente linda, de andar suave y zalamero, de modales muy finos, de hablar pausado, siempre en un tono muy bajo, algo que a Lansky le encantaba en los seres humanos”.
Lansky vivió con Mercedes en el apartamento del segundo piso del edificio Prado 254 entre Trocadero y Ánimas. Abajo estaba la joyería Habeff . El escritor Enrique Cirules afirma que ni siquiera los servicios secretos de Batista conocían de este sitio.
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