domingo, 13 de mayo de 2012

CANCIONES MEMORIOSAS.

Por: Lázaro Sarmiento

Sé que La primera canción de Agustín Lara es uno de los textos preferidos de Sigfredo Ariel y que José Emilio Pacheco forma parte de sus querencias en la poesía. Y ninguna frase estaba tan bien colocada como “canciones memoriosas” que Robert Martín, Gladys Roque, o María Gregoria pronunciaban en aquellos programas de Radio Ciudad, “desde el quinto piso del Edificio Ene”. Entonces, el fonógrafo imaginario divulgaba en el aire de La Habana las canciones de Lara y parecía que no había distancias entre la audición radiofónica y el momento en que esas melodías se escucharon por primera vez.

LA PRIMERA CANCION DE AGUSTIN LARA

La noche engendra música. A su imán
acuden las canciones memoriosas, el piano
desafinado, la guitara ya casi polvo, el violín
comido por los años, las maracas
que suenan como huesos. Y los ancianos
vamos a congregarnos en este círculo mágico.
Nos verá la espalda
el presente que nos asfixia, el agobio
de estar vivos aquí y ahora.
Sonará como entonces la blanda música.
Nos recubre esa vida que fue la nuestra
y mantiene a raya el sepulcro abierto.
Muchacha que hoy serás como fue mi abuela,
en esta noche tiene veinte años todavía.
Cómo impedir una lágrima cursi o dar las gracias
pues me quedé con tu rostro del 29.
Ahora, de pronto, casi en mi tumba, vuelves
en la canción tristísima. Por un momento
somos de nuevo los hermosos amantes.

José Emilio Pacheco.

Mis padres durante su luna de miel en 1954.

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