martes, 26 de agosto de 2008

LA HABANA EN NUESTRO PJG

Por: Lázaro Sarmiento


La Habana: gran casino-burdel de lujo del Caribe, mucho más grande y rutilante de lo que ya lo era en 1955, año en el que transcurre la novela Nuestro GG en La Habana. Eso es lo que hubiera sido esta ciudad en la actualidad, vampirizada por la mafia, los políticos corruptos y los proxenetas, con rascacielos proyectando sus sombras de cristal sobre las aguas del Golfo.

"Estaba pensando en esta posibilidad cuando Graham Greene consumió un sándwich de jamón y queso en el bar restaurante La Terraza, en Cojímar. Pagó y se fue al aeropuerto de Rancho Boyeros. Un rato antes había escuchado al Mago describir el gran proyecto que había para 150 kilómetros de costa, desde La Habana hasta Varadero: En tres o cuatro años la iban a llenar de hoteles de lujo y de casinos y de playas…Y rápido, con prisa. Las Vegas se quedaría atrás para pobretones que juegan cinco dólares y “Miami sería sólo un aeropuerto de tránsito para seguir hasta La Habana.”

“¿Ya ves cómo se mueve el mundo, escritorcito?”

Los barbudos se movieron más rápido. Salvaron a La Habana de la mafia. Pero ese no es el tema de esta entrada, el de hoy es la novela corta de Pedro Juan Gutiérrez Nuestro GG en La Habana (Editorial Anagrama, Barcelona, 2008) que acabo de leer esta tarde de un tirón y que - como otros textos de este escritor- - te deja con las ganas de seguir leyendo. Piensas que Pedro Juan pudo escribir más, aunque adviertes enseguida esa intención deliberada a cortar y dejar que el lector complete las imágenes a partir de una economía de elementos que él ubica con estrategia minimalista.


Esta no es una novela sobre La Habana, aunque como en otras historias del autor, la ciudad constituye un escenario que seduce, maltrata, envuelve o libera a los personajes. Hay referencias, algunas muy breves, al teatro Shangai, en Zanja y Campanario, el Hotel Inglaterra, un solar en Trocadero 264, el barrio de Colón, el Coney Island, el Hotel Bristol, los barcitos de la Quinta Avenida, el edificio Royal Palm, en el Malecón…


“Había muchas tiendas, teatros, cines, librerías, negocios de todo tipo, edificios en construcción. Recordó aquellas famosas fotos porno en la habitación de George Greene. Fue hasta Neptuno. Había al menos veinte pequeñas librerías de ocasión. Una junto a la otra. Vendían barato, y de todo: libros antiguos, monedas, billetes y sellos de correo para coleccionistas, pornografía de todo tipo. Se tomó su tiempo para escoger bien. Finalmente compró dos pequeños álbumes con postales de principios de siglo. Eran fotos bellísimas de hombres y mujeres desnudos.”


En una escenografía mínima transcurre la novela trepidante Nuestro GG en La Habana, de Pedro Juan Gutiérrez.

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