(Un óleo de Rocío García inspirado en Alicia Alonso)
“En su óleo Seda (un título irónico, ambiguo, sutil, inteligente, invitador, desconcertante), también de 2008, la artista concede una de las más bellas imágenes plásticas que haya podido imaginar el arte cubano en relación con Alicia Alonso. Seda es un alarde, como casi todo en Rocío, de paradojas productoras de gráciles sentidos contrariados y contrariantes. Cierto que pinta ese momento mítico, más que histórico, genérico, cuando Alicia terminara de bailar Giselle y descubriera sus pies ensangrentados. Hay aquí una metáfora terriblemente bella, escalofriante, eléctrica, acerca del dolor y el placer que comporta el arte. Cierto que está esa dureza, ese cristal que se raja al cabo. Cierto. Como si Rocío entendiera, con Mañach, que `la emoción estética es siempre una sutil manera de angustia`, o que, también con él, `el arte mientras más elevado y bello, más se nos presenta como una voluntad de existir frente a la muerte, frente a la disolución, frente a la nada`.”
Fragmento del ensayo La cumbre estética de la nación, de Rufo Caballero, publicado en Cuba en el Ballet, no. 118, de 2009. En este texto que constituye una mirada a la figura de Alicia Alonso recreada por pintores cubanos, el autor afirma que Seda es un cuadro de una belleza aterradora e invitante.
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