Por: Lázaro Sarmiento
El artista excepcional que fue Ignacio Villa, Bola de Nieve, soñó con debutar como actor en una versión teatral de la novela El negro que tenía el alma blanca, escrita por Alberto Insúa, autor nacido en Cuba y radicado en España. La obra había sido llevada al cine en tres ocasiones y Bola había visto una de las adaptaciones durante un viaje a Madrid. Lo cuenta el escritor Humberto Arenal en su libro de crónicas Encuentros.
En 1963 Bola de Nieve se reunió en La Habana con Humberto Arenal para entregarle un ejemplar de la novela y pedirle que hiciera una adaptación teatral:
“Él (Bola) haría el papel masculino principal y alguna de las principales actrices cubanas (quizás pudieran ser María de los Ángeles Santana, Raquel Revuelta o Rosita Fornés) el femenino. (…) Estaba tan sorprendido que lo dejé hablar extensamente sobre el proyecto. Al final de la conversación le expresé que me entusiasmaba mucho la idea, pero que en esos momentos yo tenía varios trabajos a la vez y era muy poco el tiempo libre del que disponía. Quizás unos meses después podría hacerlo”.
Humberto Arenal recuerda que Bola lo llamó posteriormente y le reiteró dos cosas: tenía un gran interés en debutar como actor interpretando esa obra y seguía pensando que él (Humberto) era el dramaturgo y director ideal.
La última vez que ambos hablaron del proyecto de llevar al teatro El negro que tenía el alma blanca fue en 1970, un año antes de la muerte de Bola de de Nieve.
Felicitaciones de mano en mano. Arriba, tarjeta de felicitación mandada a imprimir por Bola de Nieve. En una ocasión, su hermana Raquel Villa le regaló varias de estas tarjetas al productor discográfico Jorge Rodríguez, quien a su vez me obsequió una de ellas.
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