sábado, 21 de enero de 2012

NO TENGO EDAD, 1966.



Por: Lázaro Sarmiento

“Podemos decir que las baladistas tuvieron preferencia: Luisa María Güell, Pilar Moráguez, Marta Strada, Miriam Ramos, Aida Rosa y Lita del Real. Se destacaron los ritmos mozambique, mozanchá, pilón y dengue, que acabó durante los carnavales”.

(Del recuento anual de la música publicado por Periódico Juventud Rebelde el 31 de diciembre de 1966).

No tengo edad en la interpretación de Luisa María Güell fue un éxito rotundo durante el año 1966 en Cuba. Por cierto, esta balada de los italianos Mario Panzeri y Nicola Salerno, estrenada por Gigliola Cinquetti (Non ho'l etá), también fue interpretada en la Isla en tiempo de chachachá y mozambique por las orquestas de Neno González y Pello El Afrokán.

En junio de 1966 se inauguró en La Habana la heladería Coppelia en 23 y L, en el Vedado. Y el 2 de agosto de ese año salió al aire por primera vez, a las once de la noche, durante 24 minutos, el programa Nocturno, de Radio Progreso, creado por el joven Rafael Suárez Yedra. En la actualidad, Nocturno es considerado patrimonio de la radio cubana. Entre las baladas que sonaron al máximo durante sus primeras transmisiones figura No tengo edad.

El director Rafael Suárez Yedra en una foto de 2009 , en la misma cabina de Radio Progreso donde fundó Nocturno el 2 de agosto de 1966.
Las baladas en la voz de Marta Strada (Foto de Mario Portal)sonaban al máximo en La Habana en 1966.


jueves, 19 de enero de 2012

CON EL HOMBRE PEZ EN UN CINE DE LA HABANA.

Por: Lázaro Sarmiento

Hace unas horas pasé por la antigua fachada de los cines Duplex y Rex, en la calle San Rafael. Y como me sucede siempre que atravieso este bullicioso bulevar , pensé en la mentalidad indolente de los burócratas municipales , en los mecanismos perversos , que permitieron que estos cines desaparecieran, absorbidos por un agujero negro en la profundidad de La Habana. Y, como otras veces, sentí deseos de tener una varita mágica o una gran fortuna para restituirle su brillo original al Duplex y al Rex. Un esplendor que apenas disfruté y del que reconstruyo, ahora, un ambiente cosmopolita en el salón del vestíbulo, con un pianista ejecutando Estas en mi corazón, de Lecuona, o tal vez Begin the biguine, frente a paredes con espejos, mientras en la pantalla del Duplex proyectaban El hombre anfibio. Esa película rusa, entonces soviética, del año 1961, estuvo largo tiempo en cartelera. Al hombre pez debió gustarle la otrora acera con serpentinas azules de la calle San Rafael.


Cines gemelos en la Calle San Rafael entre Industria y Amistad, en el corazón de La Habana.

Rex Cinema. Inaugurado el 20 de mayo de 1938 fue el primer cine de Cuba dedicado exclusivamente a la exhibición de filmes documentales, cortometrajes y noticieros. Butacas: 750.

Duplex. Inaugurado en 1947 por la empresa del Rex Cinema. Ambos cines compartían la misma fachada y entrada y tenían un vestíbulo común. A diferencia de su vecino, el Duplex ofrecía películas de ficción. Butacas: 500.



miércoles, 18 de enero de 2012

MI ABUELO VINO EN EL VALBANERA.

Por: Lázaro Sarmiento

Mi abuelo llegó a Cuba proveniente de Las Palmas de Gran Canaria a bordo del Valbanera. Se supone que este buque naufragó la noche del 9 al 10 de septiembre de 1919 a la altura de la bahía de La Habana a causa de un ciclón tropical que azotaba a la ciudad. La fecha exacta de la tragedia es un misterio. No hubo sobrevivientes.

En el naufrafio perecieron 488 personas entre tripulantes y pasajeros, en su mayoría emigrantes canarios.

Mi abuelo, que se llamaba Manuel Sarmiento, había abandonado el Valbanera cuatro días antes en Santiago de Cuba, porque pensaba que este puerto de la región oriental estaba próximo a Los Palos, el destino de su viaje. Cuando le dijeron que Los Palos se ubicaba en la zona occidental de la Isla, intentó subir nuevamente al barco pero éste había levantado ya anclas. Ese episodio le salvó la vida porque el Valbanera navegaba hacia un trágico final.

Manuel salió de Gran Canaria huyéndole al servicio militar en el ejército español. Tenía 19 años de edad. Después de un recorrido a pie desde un pueblecito de Mogán hasta el puerto de Las Palmas, subió al buque como polizón con la ayuda de un miembro de la tripulación. Venía a reunirse con tres hermanos que habían emigrado unos meses antes a Cuba en busca de fortuna y trabajaban la tierra en La Habana.

La travesía en el trasatlántico, el desembarco en Santiago de Cuba, las peripecias que tuvo que realizar, con muy poco dinero en los bolsillos, para reunirse con sus hermanos y como debió laborar de finca en finca, desde el oriente hasta el occidente de la Isla, hasta poder ver a los suyos, constituían sus historias preferidas. Las contaba con emoción infinidad de veces a sus amigos y vecinos de Madruga, municipio habanero donde vivió hasta su muerte en 1997. Todo el mundo le decía El Isleño.

En Santiago de Cuba se bajaron del Valbanera 742 pasajeros , entre ellos, un elegante caballero que dejó a bordo a su esposa y su hija con el propósito de viajar en tren hasta La Habana, adelantarse al arribo del barco, comprar una casa en la capital y recibir a su familia con ese paso resuelto. Este hombre se volvió loco y hasta los años cincuenta se le podía ver en el malecón habanero a donde iba, según decía, “a pescar el Valbanera.”

Algunos analistas señalan que cuando el barco partió de Santiago el 5 de septiembre de 1919 es probable que su capitán desconociera las peligrosas condiciones del tiempo en la costa norte cubana. Hay que tener en cuenta que en esa época los métodos de predicción meteorológica eran muy rudimentarios.

Fue así que ciclón se convirtió en una palabra asociada a la llegada de mi abuelo a Cuba y por supuesto a la historia de toda la familia, la de aquí y la de Gran Canaria, donde lloraron por un tiempo al joven Manuel creyendo que había perecido en el naufragio del Valbanera.

Mi abuelo Manuel Sarmiento con mi padre en el Parque Central de La Habana en 1945.

Yo con mis primos en Mogán, Gran Canaria, en 2008. Mi abuelo Manuel atravesó a pie estos paisajes hasta el puerto de Las Palmas, para subir al Valbanera, en 1919.
Para una amplia información sobre el Valbanera ver: El trasatlántico “Valbanera” viaja a la eternidad

domingo, 15 de enero de 2012

LA RADIO JUEGA CON EL CUERPO.

Por: Lázaro Sarmiento


La voz desde Radio Enciclopedia emitía consejos para parejas en activo, entre sonidos de saxofones y pianos. Son cautivantes (podrían ser inquietantes y otras etiquetas) las imágenes que nos envuelven en la cama, de madrugada, en medio de un agujero de insomnio. Me vino a la mente El reposo del guerrero (me hubiera gustado conocer a Christiane Rochefort), que leí mucho antes de mi primera relación sexual. Y estaba centrado en un rostro de otra dimensión del tiempo, vuelto a edificar más que recordado (¿cómo reaccionaríamos los dos, hoy, frente a la fosforera encendida aquella noche en la acera del Hotel Isla de Cuba?) cuando la locutora dijo :

“Usted aprenderá a aceptar los cambios físicos si se concentra en lo que puede darle a su pareja, en lugar de pensar en lo que no puede ofrecerle”.

3 y 15 A.M en el digital de la habitación. Me levanté a orinar y frente a la taza, por encima del ruido de mi cascada, la voz enciclopédica hizo un esfuerzo por dejar el aliento pedagógico y adoptó un tono cómplice. La voz me observaba . Me regocijé en la lentitud de la mano.

“De más valor a las sensaciones y no tenga miedo a hacer experimentos. Al descubrir más maneras de jugar con el cuerpo, usted conseguirá que las relaciones íntimas sigan siendo frescas y emocionantes.”

Luego presentó una grabación de Enya.

Al levantarme en la mañana, la radio continuaba prendida. Una estación de noticias anunciaba que la sonda rusa fuera de control había caído en el Océano Pacífico.

Añoré mi cuerpo desnudo de filosofía de otras épocas.


Imagen de arriba: Fotografía de Eduardo Hernández (Cuba)

miércoles, 11 de enero de 2012

VICENTE REVUELTA Y MEI LAN FAN, encuentro en China.


Por: Lázaro Sarmiento

En un viaje a Pekín en 1959, el teatrista cubano Vicente Revuelta (1929-2012) preguntó por Mei Lan Fan, el mejor actor chino especializado en papeles de mujer.

Le dijeron que Mei Lan Fan era muy viejo y ya estaba retirado.

A los pocos días los chinos organizaron una recepción en un salón tan grande que había tres orquestas tocando a la vez en el mismo recinto sin que el sonido de una entorpeciera el de las otras. En un momento de la noche hubo una sorpresa para Vicente: lo llevaron a conocer a Mei Lan Fan.

El artista que entonces tenía 80 años aceptó dar una función ante los invitados extranjeros que estaban en Pekín para celebrar el décimo aniversario de la Revolución China. Vicente se sentó en la primera fila para contemplar el espectáculo. Así lo contó a Esther Duran en el libro El juego de mi vida. Vicente Revuelta en escena:

“Ahora tenía ante mí a Mei Lan Fan, que era un hombre grueso y viejísimo, convertido en una mujer bellísima, de treinta años a lo sumo.

“Más que el maquillaje y toda la indumentaria, los movimientos de aquel hombre, de una femineidad y una elegancia exquisita, eran los que le daban aquel aspecto de mujer joven.”

A Vicente Revuelta también le llamó la atención la mirada del actor chino: “…él miraba a todos, a cada cual de los que estábamos allí. No sé si era el ángulo de la mirada, pero todos sentíamos que aquella mirada iba dirigida a cada uno de nosotros.”

Courtesy of San Francisco Performing Arts Library and Museum http://content.cdlib.org/ark:/13030/kt829020fk/?brand=oacTitle: Mei Lan-fang in San Francisco / 1933Digital Archive of Chinese Theater in California

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