martes, 19 de enero de 2010

AVA GARDNER EN LA HABANA.


Por: Lázaro Sarmiento

El animal más bello del mundo estuvo varias veces en La Habana. Pensé en esos viajes en algún momento durante la proyección por televisión hace unas horas de la película La noche de la iguana ( 1964) Este es un dato que se menciona en las guías de viajeros que arriban a la Isla: Ava Gardner se alojó en el Hotel Nacional de La Habana. Y ,como éste es un hotel emblemático de Cuba, la lista de sus huéspedes ilustres es muy conocida del público gracias a la publicidad turìstica. La actriz vino por primera vez en 1951 recién casada con Frank Sinatra. Sobre esa estancia, el investigador Leonardo Depestre se hace eco de una crónica de la época, firmada por Don Galaor, periodista de la farándula en la revista Bohemia: “Huraño, colérico, huidizo, Sinatra mantiene encerrada en el apartamento del hotel a su flamante media naranja, o la lleva y la trae a escondidas, discutiendo desdeñoso con todos, no permitiendo que nadie, público, fotógrafos o periodistas se les acerque.” Se sabe que en aquella ocasión, Ava y Sinatra visitaron los célebres cabarets Montmartre y Tropicana. Por ahí también abundan las referencias sobre otro viaje de Ava Gardner a La Habana en 1954.Y un libro (que no he visto) publicado en Brasil hace cuatro años recrea, o fabula, la presencia de la estrella en la capital cubana durante el verano de 1959, el primer año de la Revolución encabezada por Fidel Castro.

Hay quienes la recuerdan nadando en la piscina de Finca Vigía, la residencia de Ernest Hemingway en las afueras de La Habana. Dicen que se bañó desnuda.


Ava Gardner nació el 24 de diciembre de 1922, en Grabtown, Carolina del Norte, Estados Unidos. Murió el 25 de enero de 1990, en Londres, Inglaterra.

La revista cubana Cinema anuncia el 29 de mayo de 1955 la proyección en La Habana de La condesa descalza, en los cines Alkazar, Alameda, City Hall y Arenal.

“La aceptación de la vida es sin duda el primer requisito para vivirla”. (Frase del guión de La noche de la iguana, dirigida por John Huston)

La revista Bohemia del 5 de septiembre de 1954 informa sobre la presencia de Ava Gardner en La Habana.

Esta es una de las piscinas del Hotel Nacional de La Habana. Sus antiguos empleados recuerdan que Ava Gardner se levantaba a las seis de la mañana para nadar aquí.

“Ava Gardner no fue una actriz –cualquier mujer puede serlo si se empeña-, sino una estrella. Parecía, no la belleza que pasa, sino la belleza detenida para que podamos verla veinticuatro veces cada segundo, lo que dura una eternidad en el cine.” (Guillermo Cabrera Infante)


“Una mañana, las once, se paseaba sola por los jardines del hotel que dan al mar. Llevaba el pelo apretado en un moño, una blusa blanca, un pantalón azul muy ancho y zapatos bajo...No tenía una gota de pintura, de polvos, de nada. A cara limpia, era de una hermosura sobrecogedora…” (Orlando Quiroga en el capítulo Los animales más bellos del mundo, en el libro de memorias Nada es imposible .(Letras Cubanas, 1996)

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GLAMOUR

domingo, 17 de enero de 2010

CUATRO FOTOS DE DENNIS STOCK.


Aunque es un poco tarde para hacernos eco de la muerte del fotógrafo estadounidense Dennis Stock (1928-2010), ocurrida el lunes 11 de enero en Florida, a los 81 años de edad, siempre estaremos en tiempo de disfrutar y admirar las muchas fotos que hizo a lo largo de su carrera, en especial las de estrellas de cine y del universo del jazz. En 1951 Dennis Stock se unió a la famosa agencia Magnum Photos. Sus trabajos se publicaron en revistas como Life, Paris Match, y Stern. Publicó un buen número de libros y fue escritor, director y productor de cine y televisión. Asimismo realizó multitud de exposiciones fotográficas en importantes salas de América y Europa.

Entre las imágenes más conocidas de Dennis Stock figura la serie de fotos de James Dean, en 1955, en Nueva York, poco antes de la muerte de este actor.

Histórica foto de una manifestación en apoyo a los esposos Ethel (1915-1953) y Julius Rosenberg (1918-1953). Ambos murieron en la silla eléctrica 19 de junio de 1953.

Simone Signoret en Hollywood en 1960, unos minutos después de recibir el Oscar a la Mejor Actriz de ese año.

viernes, 15 de enero de 2010

HAITI.

Por: Lázaro Sarmiento

Un día un amigo trajo de Haití varias pinturas naif. Eran cuadros de vivos colores que mostraban una vegetación exuberante y seres muy pegados a los elementos de la naturaleza, en armonía con piedras, hojas, animales y agua. Los autores habían conseguido transmitir un estado de complacencia laboriosa como vocaciòn de una vida sencilla. Los paisajes de estas pinturas -que todavía decoran el apartamento de ese amigo en El Vedado- parecen ahora utópicos y están muy lejos de la tragedia que sufre en la actualidad el país que los inspiró. Históricamente, Haití encabeza varias listas, una con orgullo, otras con tristeza. Fue la primera nación de América Latina que alcanzò la independencia. Pero sufrió durante décadas una de las tiranías más sangrientas del mundo, la de los Duvalier. Es el país más pobre del Continente. Acaba de ser golpeado por la Naturaleza en una magnitud aún no calculada en su trágica dimensión.

Desde el confort de mi apartamento, frente a la pantalla de la computadora, arropado en un entorno afectivo que me es favorable, tengo la impresiòn de no encontrar las palabras lo suficientemente justas y solidarias ante el sufrimiento del pueblo de Haití.

El Talmud enseña que la única manera de comportarse en presencia de los desconsolados es guardar silencio. Después de los noticiarios de hoy que continúan mostrando cuerpos destrozados y Port-au-Prince colapsada, tendrìamos que permanecer un largo rato en silencio. Y se necesitarán de muchos gestos y esfuerzos para lograr que los hermanos haitianos accedan al ambiente de armonía con el paisaje que proyectan con espontaneidad y colores hermosos aquellas pinturas creadas por humildes artistas; imágenes que más que una realidad cotidiana expresan un sueño de vida.

martes, 12 de enero de 2010

LA VIDA DETRAS DE LAS PUERTAS

Por: Lázaro Sarmiento


Una puerta siempre es una tentación. A veces imagino los mundos que se ocultan más allá de un umbral. Me gustaría que detrás hubiera un misterio, o un ejército de enanos, una corte de meretrices o una piscina olímpica. Casi todas las puertas elegidas por mi son puertas modestas en sus materiales, con poco brillo en la madera. Nunca iría a buscar el misterio a las puertas del Capitolio. Donde he encontrado las mayores sorpresas es detrás de las puertas desvencijadas de los barrios.

Puerta en la calle Belascoaìn en La Habana.
sorpresas

YMAC SUMAC, LOS INCAS EN MI INFANCIA.


Por: Lázaro Sarmiento

El rostro de Yma Sumac asomado en Google, entre miles de imágenes, me recordó una zona de mi niñez influida por las apropiaciones y los deslumbramientos.

Descubrí su imagen mayestática y “colorida” en la década del sesenta, entre una serie de long play amontonados en un rincón de una elegante mansión en el barrio de Santos Suárez, en La Habana. Los antiguos dueños habían abandonado la Isla y entre las cosas que dejaron atrás estaban sus discos, y entre éstos los de la cantante peruana de dotes excepcionales. Pero no fue su voz la que impresionó mi imaginación infantil.

Tuvo que transcurrir mucho tiempo para que yo pudiera apreciar el alto registro de su voz, de cinco octavas en una época en que las cantantes de ópera alcanzaban dos octavas y media.

Lo primero que me atrajo de Yma Suma fueron aquellas portadas chillonas de los discos de Capitol Records que la representaban como alta sacerdotisa de los incas, ojos hermosos, exótica y misteriosa, de una belleza rara, envuelta en una aparente nostalgia andina. También sobresalían los atuendos prehispánicos.

Pasaron los años y al llegar a la radio encontré que en las fonotecas de todas las emisoras de La Habana abundaban los discos de Yma Sumac pero no se radiaban. Ya había pasado la mejor época de la diva, de quien Alejo Carpentier expresò en un un artículo titulado La cantante de voz fenomenal, publicado en El Nacional de Caracas, el 1ro de junio de 1952:

“Confieso que la voz de Yma Sumac me produjo una especie de miedo, cuando la escuché por vez primera, en grabación fonográfica. Ese canto que pasaba, sin transición, del agudo más aflautado a un grave de contralto que por momentos toma un timbre varonil; ese pasearse por las tesituras sin coto ni limites, me produjo el efecto de un encantamiento, de algo logrado por arte de magia”.

Yma Sumac, nacida en Perú en 1922, murió en Los Ángeles, California, el primero de noviembre de 2008, víctima de cáncer en el colon. Residía en un hogar de ancianos.

Decía que su madre era descendiente de Atahualpa, el último emperador inca.

En la infancia, mucho antes de conocer la historia de América, me fascinó el rostro de princesa falsa de Yma en las portadas de Capitol Records.


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