domingo, 17 de enero de 2010

CUATRO FOTOS DE DENNIS STOCK.


Aunque es un poco tarde para hacernos eco de la muerte del fotógrafo estadounidense Dennis Stock (1928-2010), ocurrida el lunes 11 de enero en Florida, a los 81 años de edad, siempre estaremos en tiempo de disfrutar y admirar las muchas fotos que hizo a lo largo de su carrera, en especial las de estrellas de cine y del universo del jazz. En 1951 Dennis Stock se unió a la famosa agencia Magnum Photos. Sus trabajos se publicaron en revistas como Life, Paris Match, y Stern. Publicó un buen número de libros y fue escritor, director y productor de cine y televisión. Asimismo realizó multitud de exposiciones fotográficas en importantes salas de América y Europa.

Entre las imágenes más conocidas de Dennis Stock figura la serie de fotos de James Dean, en 1955, en Nueva York, poco antes de la muerte de este actor.

Histórica foto de una manifestación en apoyo a los esposos Ethel (1915-1953) y Julius Rosenberg (1918-1953). Ambos murieron en la silla eléctrica 19 de junio de 1953.

Simone Signoret en Hollywood en 1960, unos minutos después de recibir el Oscar a la Mejor Actriz de ese año.

viernes, 15 de enero de 2010

HAITI.

Por: Lázaro Sarmiento

Un día un amigo trajo de Haití varias pinturas naif. Eran cuadros de vivos colores que mostraban una vegetación exuberante y seres muy pegados a los elementos de la naturaleza, en armonía con piedras, hojas, animales y agua. Los autores habían conseguido transmitir un estado de complacencia laboriosa como vocaciòn de una vida sencilla. Los paisajes de estas pinturas -que todavía decoran el apartamento de ese amigo en El Vedado- parecen ahora utópicos y están muy lejos de la tragedia que sufre en la actualidad el país que los inspiró. Históricamente, Haití encabeza varias listas, una con orgullo, otras con tristeza. Fue la primera nación de América Latina que alcanzò la independencia. Pero sufrió durante décadas una de las tiranías más sangrientas del mundo, la de los Duvalier. Es el país más pobre del Continente. Acaba de ser golpeado por la Naturaleza en una magnitud aún no calculada en su trágica dimensión.

Desde el confort de mi apartamento, frente a la pantalla de la computadora, arropado en un entorno afectivo que me es favorable, tengo la impresiòn de no encontrar las palabras lo suficientemente justas y solidarias ante el sufrimiento del pueblo de Haití.

El Talmud enseña que la única manera de comportarse en presencia de los desconsolados es guardar silencio. Después de los noticiarios de hoy que continúan mostrando cuerpos destrozados y Port-au-Prince colapsada, tendrìamos que permanecer un largo rato en silencio. Y se necesitarán de muchos gestos y esfuerzos para lograr que los hermanos haitianos accedan al ambiente de armonía con el paisaje que proyectan con espontaneidad y colores hermosos aquellas pinturas creadas por humildes artistas; imágenes que más que una realidad cotidiana expresan un sueño de vida.

martes, 12 de enero de 2010

LA VIDA DETRAS DE LAS PUERTAS

Por: Lázaro Sarmiento


Una puerta siempre es una tentación. A veces imagino los mundos que se ocultan más allá de un umbral. Me gustaría que detrás hubiera un misterio, o un ejército de enanos, una corte de meretrices o una piscina olímpica. Casi todas las puertas elegidas por mi son puertas modestas en sus materiales, con poco brillo en la madera. Nunca iría a buscar el misterio a las puertas del Capitolio. Donde he encontrado las mayores sorpresas es detrás de las puertas desvencijadas de los barrios.

Puerta en la calle Belascoaìn en La Habana.
sorpresas

YMAC SUMAC, LOS INCAS EN MI INFANCIA.


Por: Lázaro Sarmiento

El rostro de Yma Sumac asomado en Google, entre miles de imágenes, me recordó una zona de mi niñez influida por las apropiaciones y los deslumbramientos.

Descubrí su imagen mayestática y “colorida” en la década del sesenta, entre una serie de long play amontonados en un rincón de una elegante mansión en el barrio de Santos Suárez, en La Habana. Los antiguos dueños habían abandonado la Isla y entre las cosas que dejaron atrás estaban sus discos, y entre éstos los de la cantante peruana de dotes excepcionales. Pero no fue su voz la que impresionó mi imaginación infantil.

Tuvo que transcurrir mucho tiempo para que yo pudiera apreciar el alto registro de su voz, de cinco octavas en una época en que las cantantes de ópera alcanzaban dos octavas y media.

Lo primero que me atrajo de Yma Suma fueron aquellas portadas chillonas de los discos de Capitol Records que la representaban como alta sacerdotisa de los incas, ojos hermosos, exótica y misteriosa, de una belleza rara, envuelta en una aparente nostalgia andina. También sobresalían los atuendos prehispánicos.

Pasaron los años y al llegar a la radio encontré que en las fonotecas de todas las emisoras de La Habana abundaban los discos de Yma Sumac pero no se radiaban. Ya había pasado la mejor época de la diva, de quien Alejo Carpentier expresò en un un artículo titulado La cantante de voz fenomenal, publicado en El Nacional de Caracas, el 1ro de junio de 1952:

“Confieso que la voz de Yma Sumac me produjo una especie de miedo, cuando la escuché por vez primera, en grabación fonográfica. Ese canto que pasaba, sin transición, del agudo más aflautado a un grave de contralto que por momentos toma un timbre varonil; ese pasearse por las tesituras sin coto ni limites, me produjo el efecto de un encantamiento, de algo logrado por arte de magia”.

Yma Sumac, nacida en Perú en 1922, murió en Los Ángeles, California, el primero de noviembre de 2008, víctima de cáncer en el colon. Residía en un hogar de ancianos.

Decía que su madre era descendiente de Atahualpa, el último emperador inca.

En la infancia, mucho antes de conocer la historia de América, me fascinó el rostro de princesa falsa de Yma en las portadas de Capitol Records.


domingo, 10 de enero de 2010

MARIA FELIX MIRA LA LENTE DE JUAN RULFO.

Por: Lázaro Sarmiento
El escritor mexicano Juan Rulfo (1918-1986) fotografió desiertos, arquitecturas, rostros, pedregales y muros desnudos con un lenguaje de gran belleza. Su compatriota Carlos Fuentes considera que las fotografías del autor de Pedro Páramo y El llano en llamas parecerían atestiguar una maravillosa trasparencia líquida, como si fueran retratos de agua. “Es como si Rulfo se asomase fuera de las tumbas de Comala para descubrir la luminosidad de las sombras”.
Y entre las fotografías que reflejan la pasión que Rulfo sentía por la gente y los paisajes de su país aparecen algunas de personajes del cine como María Félix, Pedro Armendáriz, Domingo Soler o extras vestidas de soldaderas mientras descansaban tras una jornada de grabación. El escritor esta lejos de fotografiar el glamour de las estrellas de la pantalla. Las suyas son en su mayoría fotos del momento en que los actores se preparan para entrar en escena, o posan directamente para su cámara.
Aquí está la mítica María en el año 1955 durante el rodaje de La escondida, película dirigida por Roberto Gavaldòn, en la que interpreta el personaje de Gabriela, y en la que interviene también Pedro Armendáriz. La cinta se filmó cerca de la ciudad tlaxcalteca de Huamantla.
María Félix (1914-2002) se enfrenta a la lente del escritor fotógrafo con distancia calculada, consciente de su propia importancia. Hay en ella una dignidad desafiante, cuyo poder perturbador alcnaza siempre a quien la mira.
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